Guillermo Class ya no podía esperar más. Los informes que recibía de sus dos hijos adolescentes que vivían en Puerto Rico no eran buenos. A ellos y a su madre les llegaban alimentos y agua, pero no suficientes.
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"El otro día hablé con mi hijo. Dijo que compraron comida, que compraron agua y que quien tenía, tenía y quien no, no, ¿sabes?, dijo. "Para mí saber que yo estoy en Hartford, Connecticut...Podría lavar tres carros con toda el agua que tenemos. Yo tengo un refrigerador lleno de comida. Y saber que mis chicos están pasando por qué... Prácticamente pasando hambre. No puedo".
Así que hizo lo que tenía que hacer para reunir el efectivo para volar hasta allá y volar de regreso con sus hijos a Hartford, donde nacieron.
"Tuve que vender mi auto para comprar los boletos aéreos", dijo. "Tuve que vender mi vehículo para poder comprar los boletos y para tener dinero en el bolsillo para poder sacarlos de Puerto Rico. Y eso no me molesta. Porque eso es lo que se tiene que hacer como padre".
Class dice que obtuvo USD 1.700 por su Jeep Liberty del 2003. Estaba en buen estado y podría haber obtenido más, pero estaba desesperado.
Así fue como llegó a estar entre aquellos de un vuelo directo desde el Aeropuerto Internacional Bradley a San Juan, el lunes. En el avión también iba un equipo de respuesta a emergencias del noroeste de Massachusetts, de siete integrantes, en una misión de dos semanas, para ayudar a planificar la logística en Puerto Rico. El equipo, que usaba camisetas a juego, llamó la atención de Class en el aeropuerto.
"Incluso publiqué en Facebook, dije, miren a estos primeros intervinientes que van en el mismo vuelo que yo a Puerto Rico", dijo Class. “Yo pensaba, Dios es bueno. No todo es tan malo.”
Y era algo bueno que todos ellos estuvieran allí. Porque justo después que despegó el avión, una mujer comenzó a toser violentamente y no podía parar. Finalmente, el equipo de Massachusetts pudo estabilizarla y durante todo el tiempo, Class, que estaba frente a ella, la calmó y compartió su propia reserva de inhaladores para el asma completamente nuevos.
"No iba a darle los usados, ¿sabes? Así que pensé, ¿lo necesita? Lo necesita. ¿Sabes? No importa. Siempre puedo comprar otro. Pero tengo como tres más".
Class dice que creció en el Bronx pero que ha vivido los últimos 15 años en Hartford. Llevaba puestas sus botas de trabajo para poder ser útil en la isla. Pero su principal objetivo era buscar a sus chicos.
Justo antes de abordar el avión habló con uno de sus hijos.
"Él me dijo algo así como que deseaba mucho verme. No puedo esperar. Les dije que no se preocuparan. Tranquilos. Ya les dije que voy por ustedes".
Una vez que el avión aterrizó, tuvimos que correr para seguirle el paso a Guillermo Class cuando fue a reunirse con sus hijos.
"¡Allá va! ¡Justo ahí! ¡Esos de allá son mis chicos!", exclamó.
Los tres: William, Joemar y Guillermo, se abrazaron, mucho. Luego se detuvieron. Después se abrazaron un poco más mientras esperaban las maletas.
Los chicos dijeron que habían estado bien. Había habido algo de alimentos y agua. Pero dicen que ellos saben que, por un tiempo, será difícil conseguir buenas oportunidades en Puerto Rico.
Joemar dijo que quiere irse a casa para terminar la escuela. Por su futuro.
"Por mi futuro", dijo. "Y para jugar beisbol".
"Me siento bien, ahora que los veo", dijo Guillermo. "No los había visto en... unos cinco años. Irán de regreso a casa conmigo, eso es seguro".
Actualización, 31 de octubre, 2017.
Después de que WNPR contara la historia de Guillermo Class, comenzaron a llegar las ofertas de ayuda. Y la semana que regresaron, Class y sus hijos recibieron un regalo, USD 2.000 de un grupo de médicos de Manchester liderado por el Dr. Dennis O’Neil. Él y sus compañeros se sintieron impotentes ante la tormenta.
"Nos sentimos muy frustrados, pero aquí hay algo tangible que podemos hacer, podemos ayudar a este hombre a recuperar su auto, si es eso lo que quiere hacer, puede hacerlo. Al menos podemos conseguirle el dinero para ponerlo de nuevo a rodar", dijo O’Neil. "En momentos como estos, todos somos hermanos, y esto es lo que yo habría hecho por mi hermano".
"Muchas gracias", dijo Class. "Lo agradezco, desde el fondo de mi corazón y sé que ellos también".
Class pudo usar parte del dinero para ayudar a sus hijos adolescentes en su transición a una nueva vida en Connecticut.
Esta historia es parte de “The Island Next Door,” el proyecto de información de WNPR sobre Puerto Rico y Connecticut, después del Huracán María.